el tío
Entra un hombre de unos treinta cinco con un chaval de diez, y le dice: Espérame aquí Miguel que enseguida vuelvo. El chaval lleva en su mano un casco de moto y se pone a mirar los juegos de la Play, y me pregunta si uno del París-Dakar mola mucho, y yo, que no he tocado una Play-Station en mi vida, le digo que sí mola mucho, y entonces él decide que ese es el que se va a alquilar. A los diez minutos el chaval me informa: Perdone, voy a salirme un momento ahí a la puerta a esperar a mí tío. Y se sale a la puerta, y se pone el casco, y se apoya en un coche, y mira a un lado de la calle, y mira al otro, y se saca un moco, y vuelve a entrar, y vuelve a mirar los juegos, y vuelve a salir, y vuelva mirar, y vuelve a entrar, y masculla algo entre dientes, y se vuelve a salir con cara de fastidio, pero ya no se pone el casco de la moto, sino que le da nerviosos golpecitos con el puño, y entra una vez más, y me pregunta: perdone, sabe usted dónde ha ido mi tío, es que no me acuerdo donde me ha dicho que iba.
Justo entonces recuerdo lo despacio que pasa el tiempo cuando tienes que esperar y tienes diez años, y por dentro también yo me empiezo a cagar en su tío, y le digo que no tengo ni idea de dónde ha ido, pero que no se preocupe, que su tío se habrá entretenido un poco, y para tranquilizarle le digo que si tarda mucho podemos llamarlo por teléfono al móvil que como su tío es cliente tengo sus datos en el ordenador. El chaval vuelve a salir, resoplando, y vuelve a entrar, y a salir, y a mirar a ambos lados de la calle, hasta que por fin entra y me dice: Oiga por favor puede llamar a mi tío por teléfono. Así que yo me pongo a marcar, y justo cuando salta el buzón de voz aparece por la puerta el cabrón del tío con un cigarro en la boca.
Justo entonces recuerdo lo despacio que pasa el tiempo cuando tienes que esperar y tienes diez años, y por dentro también yo me empiezo a cagar en su tío, y le digo que no tengo ni idea de dónde ha ido, pero que no se preocupe, que su tío se habrá entretenido un poco, y para tranquilizarle le digo que si tarda mucho podemos llamarlo por teléfono al móvil que como su tío es cliente tengo sus datos en el ordenador. El chaval vuelve a salir, resoplando, y vuelve a entrar, y a salir, y a mirar a ambos lados de la calle, hasta que por fin entra y me dice: Oiga por favor puede llamar a mi tío por teléfono. Así que yo me pongo a marcar, y justo cuando salta el buzón de voz aparece por la puerta el cabrón del tío con un cigarro en la boca.
2 comentarios
PLANE -
carlos -
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